Padre, en el nombre poderoso de Jesús, venimos delante de Ti intercediendo. Levantamos nuestra voz por cada inmigrante en esta nación, cada hombre, cada mujer, cada niño que ha llegado buscando seguridad, dignidad y un futuro. Tú eres su Protector, su Escudo, el que levanta sus cabezas. Extiende Tu mano sobre ellos. Que Tu presencia llegue a lugares donde los papeles no pueden llegar… donde las leyes no alcanzan… donde el miedo ha levantado muros en el corazón. Sé su refugio, su cobertura y su paz en medio de la incertidumbre.

Señor, oramos por cada familia que vive con miedo de ser desplazada. Por los que pasan noches largas, lágrimas escondidas, y preocupaciones que no tienen palabras.

Entra en sus hogares.
Entra en sus decisiones.
Entra en su mañana.
Rompe el peso del temor.
Habla estabilidad donde hay inestabilidad.
Habla esperanza donde hay carga.

Hazles saber que aunque el mundo tiemble, Tú no te mueves.

Padre, también levantamos a nuestros líderes de gobierno en estos tiempos tan polarizados. Dales sabiduría, no la sabiduría de agendas políticas, sino la que viene de lo alto. Interrumpe la confusión con claridad. Interrumpe la división con discernimiento. Levanta voces que lideren con compasión y valentía, aunque no sea fácil o popular. Guía sus corazones para hacer justicia, amar la misericordia y caminar humildemente delante de Ti.

Y ahora, Señor… despierta a Tu Iglesia.
Sacúdenos.
Muévenos.
Estíranos.

No permitas que nos escondamos detrás de nuestras actividades o edificios. Llámanos al frente, para ser esperanza en la oscuridad, sanidad en el dolor y verdad en medio de la tensión. Haznos un refugio para el cansado, un lugar seguro para el quebrantado y una voz profética en una nación dividida.

Que lideremos con amor.
Que lideremos con poder.
Que lideremos con Tu Espíritu.